¿Alguna vez has sentido que das sin reservas y, cuando se trata de ti, siempre quedas en último plano?
Hace años, mi existencia se definía en función de complacer a quienes me rodeaban. Seguía al pie de la letra lo que me decían sobre cómo vestir, qué comer, a dónde ir y hasta que estudiar o no… no sabía decir “no”. En pocas palabras, mi guardarropa y mis relaciones se ajustaban a los planes que las otras personas tenían para mí, y ahora sé por qué una alacena de mi cocina parecía una farmacia ambulante. ¡Hum! Casi puedo ver tu cara de “¿qué dices? ¿qué tiene que ver la salud con esto?” Pues muy sencillo: no estaba siendo yo, no me honraba ni cuidaba de mí, estaba solidificando cada emoción, disgusto, todo a lo que me alineaba y resistía, por lo tanto, mi cuerpo me estaba gritando que hiciera cambios. ¿Te resuena o solo a mí me ha pasado?
No pretendo engañarte diciendo que hoy estoy 100% comprometida con mi bienestar, sí, he avanzado muchísimo y mi vida ha dado un giro de 180 grados, me divierto más, logro mis sueños con más facilidad, mi cuerpo esta más saludable, sin embargo, tengo que reconocer, que en ocasiones aún permito que otras personas influyan en mis decisiones. Quizás estes pensando: “¿Cómo? Yo pensé que ya eras superpoderosa y todo lo hacías bien”. ¡Si lo soy! Y tú también lo eres. Como dice una frase que leía hace tiempo en algún lado: “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Para mí, se trata de hacer el músculo de la conciencia día a día, y lo que sí puedo asegurarte es que hasta este momento que estoy escribiendo esto, transforme las alacenas repletas de medicamentos en un arsenal de herramientas y técnicas, como la meditación diaria, la Tarjeta Cuántica, Healy, Barras de Access, SBIC, cursos y charlas inspiradoras, entre muchas otras, que me asisten a ser más consciente de mis elecciones y la vida futura que estoy diseñando.
Gracias a mi elección de dedicarme más tiempo, ahora me doy cuenta más rápido cuando no estoy siendo yo y dejo el poder en otras personas; entonces, me pongo las pilas para transformarlo a la primera llamada de atención de mi cuerpo.
Bueno, ya basta de mis historias. Cuando me pongo a escribir y contar mi vida, no paro… jajaja… ahora te toca a ti ¿qué tan comprometida estás contigo misma? Si no lo tienes muy claro, te dejo por aquí un test que preparé con mucho cariño para ayudarte a reconocerlo por ti misma, solo da click en el cartel.
Date permiso de recibirlo, es solo para ti, y ¿qué tal si fuera el inicio de una vida más feliz?
Pues bien, guapetona, ¿será que ha llegado el momento de ser tu prioridad? Hoy, en este artículo, vamos a hablar de compromiso. “¡Oh no! De esto, no quiero saber nada”, adivino que esto es lo primero que pasa por tu mente ¿verdad? Tranquila, no será acerca de ese que te ata a una agenda imposible, a otras personas o a cumplir las expectativas de las demás. Charlaremos un rato como si fuéramos dos mejores amigas reuniéndonos para cambiar el mundo, basándonos en el pacto más importante: tú con tú y con tu cuerpo.
Te invito a que te tomes unos instantes para reflexionar, seas muy vulnerable contigo y escribas todos esos pensamientos que surgen cuando te preguntas: ¿Qué NO es comprometerte contigo?
¿Ya lo tienes? No hagas trampa; imagina que estamos en el cole y te estoy vigilando para que no copies… ¡jajaja! No continúes hasta que termines tus deberes.
Bueno, supongo que ya terminaste de escribir, entonces, ahora te voy a contar un poco de lo que NO es para mí el compromiso
¿Qué no es el compromiso?
No es prometer ir al gimnasio o comenzar la dieta cada lunes, cuando esto no te resulta divertido ni a ti, ni a tu cuerpo, sino es lo que “deberías hacer de acuerdo a lo que está estipulado para estar sana.”
No es ir al cine, cuando odias sentarte a oscuras a comer palomitas, viendo películas de guerra solo para que tu pareja no se enfade contigo o se vaya con otra.
No es decir “si” a todo dejando a un lado lo que tú en ese momento deseas, para que digan: “Qué buena es, siempre está disponible, es muy servicial…” eso es bailar al son que te toquen los demás y no a tu propio ritmo.
Y ahora siguiendo esta dinámica pregúntate y escribe: ¿Qué SI es comprometerte contigo? Recuerda, no hagas trampa, has de cuenta que estamos en el cole y te estoy vigilando para que no copies…jajaja… no leas más hasta que termines tus deberes(tarea).
¡Vamos directo al grano! Y… ¿Qué si es el compromiso?
Es honrarte, ponerte en primer lugar sin sentir culpa.
Es estar dispuesta a escucharte a ti y a tu cuerpo y saber con qué disfrutan y llevarlo a cabo.
Es ver mirarte sin emitir juicios: si te ves al espejo y lo primero que piensas es “¡Qué horror! Con esta barriga el vestido se me ve horrible”, y como ya te has podido das cuenta, tengo el don de adelantarme a tus pensamientos, casi los puedo escuchar: “Esto no es un juicio, es la realidad, me estoy viendo la panza que tengo”. En efecto, quizás lo estás observando y, de acuerdo con el modelo de cuerpo hermoso que nos muestran en las redes sociales, en automático te criticas en lugar de reconocerlo y preguntarle a tu cuerpo: ¿te gustaría cambiar esto? ¿qué requieres para transformarlo?
Es reconocer cómo tu cuerpo quiere verse y sentirse hoy y en el futuro. Comunicarte con él a cada instante, desde: Cuerpo ¿cómo quieres vestirte? ¿tienes hambre? ¿qué quieres comer…?, Es ir más allá de las modas, de lo impuesto, del cuerpo “perfecto”, de lo normal.
Es tratarte con el mismo cariño con el que cuidas a los demás.
Es estar plenamente presente y consciente a cada instante para elegir, ser y hacer solo lo que te honra, te divierte y te hace sonreír.
Es soltar el control sobre las demás personas y controlar tus pensamientos. Recuerda no puedes controlar a nada, ni a nadie, eso es una ilusión que solo genera estrés y malestar. Lo único que, si puedes controlar, es tu mente.
Es decirte: “Soy mi prioridad y recibo todo como un interesante punto de vista todo”.
“El compromiso es la llave maestra que abre las puertas del éxito.” Abraham Lincoln
Si te estás preguntando cómo es posible que tu cuerpo “te hable”, déjamelo saber en los comentarios y con gusto desarrollaré un artículo detallado sobre este fascinante tema.
Hacer un compromiso contigo implica estar dispuesta a ser tú y a seguir tus propias elecciones, a pesar de que a otras personas no les guste, ya que, puede ser que no les agrade o porque les muestras lo que ellos no se atreven a hacer o te sales de su control. Ya sabes que soy la pregunta caminante…jeje… entonces, para percibir el futuro que estoy construyendo con mi elección, me hago esta: ¿qué se va a construir para mí, para mi cuerpo, para quienes me rodean, el planeta, y todos sus habitantes si elijo esto? ¿va a crear más? Si mi cuerpo sonríe, aunque “arda troya”… ¡Mucho ojo! eso no significa que a los demás les va a gustar en el momento, quizás hasta se enfaden, sin embargo, o con esta elección se está diseñando un futuro más grandioso para todas… ¿lo pillas? Si quieres saber más de esto, escribe una pregunta en los comentarios y con gusto charlamos.
¿A qué se debe sea tan complicado comprometerme?
No es que sea difícil; nosotras lo complicamos. Hemos aprendido a creer que lo fácil no existe y que, para valorar algo, tiene que costar esfuerzo, ¿o no? Y volviendo a nuestro tema de hoy, quizás a ti como a mí, te dijeron que ser buena es anteponer a los demás, que las otras siempre tienes la razón, que cuidarte es un lujo y que el amor propio es egoísmo y yo te pregunto es eso ¿verdad para ti? Para mí es: ¡Mentira! Si no estás bien contigo misma, ¿cómo vas a estarlo con quienes te rodean? Recuerda somos seres energéticos y nuestro primer lenguaje es el de la energía; lo que las demás personas reciben es la vibración que emitimos, no solo las palabras.
Después de leer todo esto, te invito a no creerme nada; yo sé muchas cosas, y tú también; lo que es real para mí puede no serlo para ti. Disuelve todas tus barreras, respira profundo, céntrate en ti y permítete descubrir: ¿es esto verdad para ti? ¿cuál es tu verdad?
¿Cómo puedes empezar a comprometerme conmigo?
Escúchate de verdad.
No lo que “deberías querer”, o “necesitas”, sino lo que realmente anhelas: ¿descanso? ¿movimiento? ¿un cambio de rumbo? Sé honesta.
Deja de juzgarte a ti y a tu cuerpo.
Recuerda no lo estás haciendo mal, no estas equivocada, solo estás eligiendo lo que consideras apropiado a cada momento. La “buena” noticia es que, si algo no te resulta divertido, siempre puedes cambiarlo. Atrévete a ser vulnerable contigo misma, profundiza en eso en aquello que te limita a comprometerte contigo y pregunta por las posibilidades para transformarlo. ¿Qué o quién puede asistirme para cambiar esto?
Se requiere ser muy vulnerable para reconocer cuándo te estás juzgando, llegar a la raíz de lo que no funciona para ti y comprometerte contigo a cambiarlo.
Practica a decir NO
Sin explicaciones, sin culpa, sin rodeos. Un “no” coherente es, un “sí” para ti.
Cuida de ti y de tu cuerpo como cuidarías a alguien que amas
No con castigos, sino con cariño. Mueve tu cuerpo, aliméntalo y vístelo de la manera que le guste, dejando de insultarlo frente al espejo.
Celebra tus logros, incluso los pequeños
¿Fuiste a esa clase de yoga que tu cuerpo te pedía a gritos y llevabas meses posponiendo? Sonríe, reconócelo, abrázate, felicítate, agradece y festéjalo.
Firma un pacto contigo misma.
Sí dices que te darás un respiro, regálatelo; si prometes no dejarte para después, sé tú prioridad. “Conviértete en esa persona en la que tú puedas confiar”.
Ya sabes, puedo leer tus pensamientos mientras lees esto.: “Rosa Mary, esto suena muy bonito, claro que me gustaría hacerlo, pero es muy difícil; yo no tengo tiempo para dedicarlo a mí; mis hijos, mi marido, mi madre, el trabajo son lo primero…”
Ahora yo te pregunto: ¿y qué tal si, priorizándote, todas estas personas también fueran beneficiadas? ¿lo harías?
Aquí entre nosotras, te cuento un cotilleo(chisme): el otro día, una chica me dijo: “Para ti es muy fácil, tienes mucho tiempo disponible, tus hijos ya son independientes, tu pareja te da libertad”… Mi respuesta fue: “¿En serio crees que yo tengo tiempo? No, guapetona, o ¿sí? Cuando comencé este camino hacia el cambio, aún vivían mi hijo y mi hija conmigo, estaba recién divorciada y trabaja de lunes a sábado en turno completo. En fin, yo también pensaba que no disponía de minutos para mí… jeje… hasta que reconocí que el tiempo es relativo; cuando elegimos algo, la noche se vuelve día, y no nos detenemos hasta conseguirlo. Se me acabaron las excusas para no elegirme a mí. Y sí tienes razón mis hijos son independientes y tenemos una relación extraordinaria -que la verdad sea dicha, no imaginaba pudiera darse entre madre e hijos-, y con mi pareja ambos disfrutamos de libertad para elegir lo que nos resulte más divertido”.
Para concluir, te comparto un tip que puede marcar la diferencia en tu día a día: me despierto media hora antes de levantarme, después de comer y antes de dormir dedico 20 minutos para meditar. Mientras realizo labores de casa escucho vídeos que nutren mi mente y a mi cuerpo lo hacen sonreír y tener más energía. Y lo más curioso es no sentirme más cansada, estoy más activa y feliz. La clave e simple: dejé de contarme historias y elijo dedicarme tiempo a mí.
En resumen, si deseas relaciones grandiosas, una familia feliz, negocios exitosos, riqueza y salud, sé tú la prioridad.
Te invito a compartir conmigo tus experiencias y definiciones en los comentarios; me encantará leer y ampliar mi información sobre el compromiso con una misma.
Gracias por leer mis artículos y permitirme ser parte de tu camino.
Te envío un abrazo lleno de sonrisas, alegría y mis mejores deseos para una vida llena de diversión y sueños cumplidos.
¡Hasta la próxima!
Con cariño
Rosa Mary
Gracias amiga.
Como es ese viaje del que hablas?
Interesante tu artículo Rosama! Realmente solemos vivir para los demás. Ya es tiempo de comenzar a quererse. Que ese retiro sea vivido como una gran experiencia. Un abrazo fuerte!
Gracias Mayi💫
Parece raro, sin embargo cuando empezamos a ver más por nosotras mismas, quienes nos rodean son más felices también 😜