De la rutina a la elección. El curso que transformó mi vida.

El inicio de mi nueva vida se dio a los 41 años, sí, leíste bien, en esa etapa en la que se decía: “después de los 40 serás invisible”. Una Creencia que, si te la compras, la puedes hacer realidad. Menos mal que yo no la adopté… ¡jeje!… Para mí, fue justo cuando dejé de pasar desapercibida y comencé a verme a mí misma.

Corría el mes de octubre del 2007. Mientras disfrutaba de mi café habitual en compañía de amigas, esperando a que nuestros hijos e hijas salieran de clases, una de ellas nos comentó sobre un curso de Programación Neurolingüística en Tepoztlán, Morelos, un encantador pueblo mágico cercano a la ciudad donde vivíamos. La escuché atentamente, algo en mi interior me decía: “esto es para ti”. Al finalizar la charla, cuando se mencionó el precio, mi primera reacción fue:

Yo -¡Uf! En este momento con la mudanza y las responsabilidades que tengo encima, conseguir esa cantidad es imposible.

Ella -Bueno, te dejo la información; si quieres, mañana asistes a la presentación en el Restaurant Granada. Por escuchar, no pierdes nada.

Yo -Okey, lo pensaré.

Esa tarde me dediqué a reflexionar sobre la posibilidad de asistir o no a la charla. Algo en mi insistía: “atrévete”.

En aquel entonces ignoraba lo que representaba ese susurro; hoy sé, que es mi verdadera voz animándome a hacer algo que hasta ese instante no había hecho.  

Finalmente, decidí ir. Había alrededor de 15 personas, entre ellas mi amiga; algunas las conocía y otras eran rostros nuevos. Los facilitadores expusieron los temas del diplomado y, a primera impresión, me sonó a un curso más de desarrollo personal de los que ya había asistido, sabia la teoría y no me habían servido de nada.

 

En un momento de la presentación, nos realizaron test y ejercicios prácticos logrando captar por completo mi atención. Nuevamente esa vocecita tomo la palabra: “¡esto es lo que tanto has pedido!”

Al concluir la sesión, regresé a casa, me senté entre cajas, ropa, y una infinidad de objetos para vender o trasladar a Cantabria (nuestro próximo destino para el año siguiente). Sonreí y me dije: “Voy a asistir a este curso, cueste lo que cueste.”

 

En pocos días empezaría, siendo un fin de semana al mes durante 10 meses, y yo sentía que verdaderamente lo deseaba. Mes a mes, el dinero para pagarlo llego con facilidad.

El curso inició. Desde el primer día se cayó la venda de mis ojos, rompiendo muchos de mis esquemas. Descubrí la existencia de diferentes formas de observar la vida, y todas válidas. Lo que en PNL se le conoce como el “Mapa de la realidad”, cabe remarcar que el “mapa” no es el “territorio”. El “Territorio” es la realidad, todo lo que ocurre en el mundo. El “Mapa mental” es la interpretación que cada quien hace de esa realidad. Este “mapa mental” se conforma con las creencias, patrones de conducta, experiencias y todo lo que se hace significativo a lo largo de la vida. Por ello, cada persona percibe los sucesos de manera diferente.

 

Conforme pasaban los meses, fui identificando y eliminando falsas identidades, puntos de vista, creencias limitantes y tabús, en fin, lo acumulado que me separaban de mi verdadero yo. Poco a poco fue emergiendo quién soy yo en realidad.

 

En poco tiempo, la dinámica con mi hijo y mi hija cambió: comenzamos a comunicarnos mejor. Pase de ser una “generala” inflexible, enemiga y rival de mi hija (esta es otra historia que ya te contaré en otro momento) a una madre más comprensiva, valorando las opiniones de mis peques. Nuestra vida dio un giro de 180 grados, estábamos más relajados, reíamos más y se estaba creando una complicidad más divertida entre los tres.  Al culminar el curso, me sentía renovada, tranquila, plena y feliz.

 

Como trabajo final, entregamos a la persona secreta una metáfora escrita por nosotros o nosotras. La que recibí y aún conservo, se llama “A Ritmo de Arena y Piedras”. En ese momento no sabía el impacto que tendría en el futuro.

 

Pocos días después, entre lágrimas, nos despedimos de la familia, de amigos y de México para embarcamos en una nueva aventura. En principio, no parecía ilusionarnos a ninguno de los tres. Sin embargo, yo confiaba en el cambio por el bien de la familia.

 

Durante mucho tiempo viví en piloto automático, reaccionando en vez de eligiendo. Y fue ese primer “sí” —aparentemente pequeño— el que me enseñó que siempre estamos a una elección de distancia de una vida más feliz.

 

No se trata de que todo cambie de la noche a la mañana, sino de atreverte a escuchar tu voz, abrirte a algo diferente, percibir esa vida que anhelas y de caminar día con día, hacia ese futuro más grandioso que estás construyendo con tus elecciones conscientes.

Y tú… ¿Te has sentido alguna vez impulsade por esa vocecita interna que te dice “atrévete”?

 

Si a ti también te ha tocado experimentar ese instante de cambio, ¡me encantaría leerte! Comparte en los comentarios si has sentido esa chispa que te impulsó a romper tus límites, o cuéntame alguna anécdota de transformación personal.

 

Y esto es solo el comienzo…

 

En la segunda parte profundizaré en los aprendizajes que surgen tras tomar elecciones difíciles y otras historias inspiradoras que, como la mía, demuestran que el cambio es posible. ¡No te lo pierdas!

 

Gracias por leer mis artículos y permitirme

ser parte de tu camino.

Te envío un abrazo lleno de sonrisas, alegría

y mis mejores deseos para una vida llena de diversión

y sueños cumplidos.

¡Hasta la próxima!

Con cariño

Rosa Mary

8 comentarios en “De la rutina a la elección. El curso que transformó mi vida.”

  1. La Vida pone en nuestro camino todo aquello que nos ayudará a despertar, y como dices querida amiga, depende de nosotros si damos el Sí, si elegimos escuchar “la poderosa Voz de la Verdad, serena en su poder, fuerte en su quietud y absolutamente segura de Sus mensajes”. El verdadero milagro es un cambio de percepción, es poder ver las cosas de otra manera, desde el Amor que somos realmente. Gracias por recordarnos a través de tu escritura, que nunca es tarde para dar el Sí.

      1. Qué lindo lo que compartiste! Cada vez más convencida de que todas las herramientas nos llevan al mismo “resultado” conectar con esa voz interior. Abrazo y gracias!

        1. Gracias por ayudarme a desconectar ese piloto automático y por recordarme que debo poner más atención a mi voz interior, que es mi guía.

        2. ¡Gracias Caro!
          En efecto todas las herramientas tienen su momento y nos llevan a un mismo camino ¡la expansión de la conciencia y reconocer nuestra propia voz”. Por eso me encanta esta pregunta: ¿Qué funciona para ti? Abrazos grandes.

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